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21 may 2010

LLORIQUEO DE ALICIA RICALDE MAGAÑA EN QUINTANA ROO


CONSTE!
EL GRAVE ERROR DEL PAN


+ Ricalde Magaña se creyó el cuento de que podía ser gobernadora
+ Ahora quiere “zafarse”… no supo “amarrar” a dirigentes
+ Acción Nacional no debió tener candidato propio en el estado

Por CARLOS CANTON ZETINA
carlos_cantonz@hotmail.com

LAMENTABLEMENTE, y por muy “entrona” que sea y por mucho que haya trabajado como alcaldesa de Isla Mujeres, la panista Alicia Ricalde Magaña nada tiene qué hacer en la contienda por la gubernatura de Quintana Roo. Su llegada al poder en aquel municipio ha de verse no tanto como un triunfo de Acción Nacional, sino como de ella misma, que con su carisma hizo una campaña que le llegó a la gente. Gobernar la isla no es lo mismo que gobernar al estado. Se pasó de ingenua, y ahora sus lloriqueos son inútiles.
Además, la sociedad quintanarroense ha dado muestras de que no está preparada --¿o no lo desea?-- para que una mujer sea su mandataria a nivel estatal.
Quizá Alicia, tardíamente, se ha dado cuenta de todo eso y por eso recurre al fácil expediente de culpar a otros de que su campaña “no levante”. No haya cómo zafarse de la candidatura y regresar a su cómoda silla en el palacio de Gobierno de Isla Mujeres.
Si se afirma que Ricalde Magaña suspendió “temporalmente” --y como producto de sus berrinches-- su actividad proselitista, habría que preguntarse: ¿realmente en algún momento la inició de manera seria y eficaz?. Creemos que no. Ella dice que siente que “no cuenta” con el apoyo de los dirigentes del PAN, y así ha sumido en una severa crisis al partido del presidente Felipe Calderón. Ella alega que los líderes municipales “apoyan abiertamente” a Gregorio Sánchez Martínez, abanderado de PRD-PT-Convergencia a la gubernatura, y acusa: “He visto que la militancia está conmigo, pero algunos están confundidos y no entienden las posturas. Por eso prefiero que la dirigencia nacional ponga orden en la casa”. Más aún, sostiene que “el conflicto poselectoral en Yucatán” (el PRI recuperó Mérida, que 20 años estuvo en poder del blanquiazul) “distrae la atención de lo que pasa en Quintana Roo”. Este es un argumento fuera de lugar, se antoja inverosímil.
Y doña Alicia manifiesta una actitud incongruente, puesto que de un lado se queja de que no tiene el apoyo necesario de la dirigencia local de su partido, pero que sí tiene “el respaldo de la directiva nacional y de la MILITANCIA PANISTA”.
Es decir: si la alcaldesa con licencia considera que los panistas de Quintana Roo la apoyan, ¿qué entonces le preocupa?.
La candidata afirma que cuenta con 13% de la aprobación del electorado y que sus planes son mantener el “voto duro” del PAN y de los indecisos. Son sus cuentas alegres, y ella se las cree, las da como un hecho. ¿Qué entonces le preocupa?.
El conflicto con la señora Ricalde surgió porque Acción Nacional va en alianza con el PRD en la lucha por seis de las nueve presidencias municipales del estado. Y se queja de que en Cozumel y Playa del Carmen --ahora se ha agregado Tulum-- se han distribuido calcomanías y camisetas con la leyenda “Soy panista y estoy con Greg para gobernador”. Por eso ha formulado queja formal por la falta de apoyo. Y ya hizo que viniera a Quintana Roo un representante de la dirigencia nacional panista, Hugo Alfredo Sánchez Camargo, secretario de Fortalecimiento Interno, a quien le expresó su inconformidad por los “pitufos” supuestamente rebeldes… ¡o traidores!.
“Me hicieron pedir licencia como alcaldesa, era la última en las listas para la alianza, pero la verdad no encuentro apoyo de mi propio partido y mis dirigentes”, se lamentó. Pareciera que si alguien, apuntándole una pistola en la cabeza, la hubiese obligado a retirarse de la presidencia municipal. Ella lo hizo porque fue su PROPIA DECISIÓN, y porque, obvio, le ganó la ambición y pensó tener los espolones para acceder a la gubernatura del estado. En todo caso, sus asesores y amigos la engañaron haciéndole creer que sí tenía “muchas posibilidades” de ser la sucesora de Félix González Canto. Y ahora que observa la cruda realidad, ¡le entró el miedo y la desesperación!...
El enviado del cuartel general del PAN en el DF le transmitió un mensaje a Ricalde Magaña: no se vale que deje botada la candidatura, debe seguir adelante con su campaña. Y también llegó con la instrucción de “obligar” a la estructura local y a las cúpulas del partido en el estado a que “impulsen su campaña y dejen de secundar a su rival” (el pillo y acusado de narcotraficante Gregorio Sánchez Martínez). Pero, en rigor, nadie ni nada garantiza que esa orden que viene de la ciudad de México vaya a ser acatada. Por más que Sergio Bolio, líder estatal del blanquiazul, haya dicho en Playa del Carmen --muy a la fuerza-- que “reforzará la campaña” de la ingenua abanderada.
Porque mire usted: Bolio (acusado por el dirigente de Convergencia, Rubén Darío Rodríguez, de apoyar a Greg) declaró con todo desdén –y cinismo-- que eso del “supuesto” proselitismo que a favor de Sánchez Martínez llevan a cabo los comités municipales panistas en Cozumel, Playa del Carmen y José María Morelos, es… ¡”una simple percepción personal!”. Y con igual desparpajo añadió que existe “cierto nerviosismo” de parte de la candidata debido a que “de último minuto” fue designada abanderada, “sin embargo, los panistas quintanarroenses están dispuestos a acompañarla en su contienda”. Y, contrariamente al “apoyo” que doña Alicia dice tener del CEN panista, es sintomático que su líder nacional, César Nava, ni siquiera se ha dignado a acompañarla en ninguno de sus mítines, cuando las campañas empezaron hace más de diez días.
La ingenuidad e impericia políticas de la alcaldesa de Isla Mujeres quedan en evidencia. No son admisibles sus protestas contra dirigentes municipales de su partido: desde antes de ser designada como la candidata a gobernadora, o al menos en el momento mismo en que fue ungida, ella debió hacer “amarres” --eso era elemental—con aquellos líderes, y con otros muchos personajes no sólo del PAN sino de otros partidos y de la sociedad en general. Eso no lo hizo… es evidente.
Ahora, ¿de qué sirve su lloriqueo? De nada sirven sus palabras: “Tuve que dar un golpe en la mesa y poner orden en la casa. O soy o no soy. Aplican los estatutos o renuncio. Aquí hay que ser congruentes. No soy una imposición del Cen, sino una designación que responde a esa congruencia (sic)… Tengo el apoyo de la militancia, de los panistas antiguos y de los adherentes, pero las cúpulas se quedaron con el disco de la Coalición y se resisten porque adquirieron muchos compromisos alrededor de una figura, ni siquiera de un proyecto. Prácticamente me dejaron sola. Y bueno, no podía quedarme callada (…) Sin duda donde más me dolió fue en Cozumel, porque ahí el PAN tiene fuerza”.
Hay que recordar que Jaime Zetina, dirigente municipal panista en Cozumel, admitió que Gregorio Sánchez Martínez ha ganado terreno en esa isla debido a que la designación repentina de Alicia Ricalde nos colocó en una posición difícil, porque no era candidata de nosotros”. Paralelamente está el reiterado cinismo y doble lenguaje del payaso-demagogo-bailarín Greg, quien se atrevió a decir que “no pretende dañar a Ricalde”, la llamó “mi amiga”.
Es cierto que el PAN es el causante, en gran medida, de la derrota anticipadísima de su candidata a gobernadora. Porque estuvo jugando con la formación de la llamada “mega alianza” en que se uniría con el PRD y otros partidos políticos en busca de la gubernatura. Finalmente sólo se alió con los perredistas y con Convergencia en seis municipios (en los comicios para regidores) y en ocho distritos, para las elecciones de diputados locales.
Pero, quizá lo fundamental, es que el PAN falló al designar a Alicia Ricalde como su abanderada. Menos peor hubiera sido Gustavo Ortega Joaquín.
Aunque, viéndolo bien, el blanquiazul ni siquiera debió tener candidato propio a la guberatura.
Así que… hoy ya ni llorar es bueno.
Ni siquiera vale que la candidata diga que “es la única persona de las tres que buscan la gubernatura” que nació en Quintana Roo. Menos, que diga que es la que tiene más experiencia en la función pública.
Aquí lo que valdrá es la opinión --y su decisión ante las urnas-- de los quintanarroenses. ¡Y punto!.

19 may 2010

EL ATENTADO A GREGORIO SÁNCHEZ MARTÍNEZ


CONSTE!
LA SUCIA POLÍTICA EN QUINTANA ROO

+ Aurelio Joaquín, una honrosa excepción del lodazal en el estado
+ ¿El narco también está metido en algunas campañas electorales?
+ Félix, obligado a investigar a fondo el atentado a GREG

Por CARLOS CANTÓN ZETINA
carlos_cantonz@hotmail.com

AURELIO JOAQUÍN GONZÁLEZ, y su campaña que incluye propuestas muy positivas para la sociedad cozumeleña, resulta ser un respiro en estos momentos en que el quehacer político de Quintana Roo está altamente contaminado por diversos escándalos, incluso la sospecha de que el narcotráfico está detrás de no pocos candidatos, que en nada contribuyen a alentar el voto ciudadano el próximo 4 de julio.
Con su propuesta específica de fomentar como nunca el deporte en la Isla de las Golondrinas, el priísta “Lito”, como cariñosamente le dice la gente a Aurelio Joaquín --y cuyo triunfo será contundente, inobjetable-- se logrará sin duda que niños y jóvenes se alejen del mundo infernal de las drogas y lleven una vida sana.
Hace ya varios años que los carteles del narcotráfico, principalmente el que sigue jefaturando Osiel Cárdenas Guillén, con toda su estela sanguinaria, han hecho suya la codiciada plaza de Quintana Roo, a ciencia y paciencia de los gobernantes. Y aquí no hay diferencia de colores partidarios: lo mismo hay narcopolíticos en el PRI que en el PRD y en el PAN. Igual se ha acusado a funcionarios del primer círculo del gabinete del priísta Félix González Canto que al alcalde con licencia de Benito Juárez (Cancún), el pillo contumaz y supuesto “perredista” --lo es cuando le conviene-- Gregorio Sánchez Martínez. Varios importantes colaboradores de ambos han sido aprehendidos por proteger a los capos.
Pero los quintanarroenses en general, y los cancunenses en particular, ya expresan su hartazgo ante ese nefasto compadrazgo entre “servidores públicos” y traficantes de estupefacientes. En Internet, la red social Facebook --que tiene cientos de miles de afiliados en México-- incluye un grupo denominado “¡No a los narcotraficantes apoderándose de Quintana Roo!”. Creado por Ignacio Carballo, tiene medio millar de simpatizantes en el estado. Y, por supuesto, no es el único espacio cibernáutico donde quintanarroenses de todas las edades se han unido para repudiar la tolerancia y complicidad de las autoridades con los envenenadores públicos. Con toda razón, esos grupos manifiestan su temor de que, ahora que están en su apogeo las campañas electorales, el narcotráfico esté metido en ellas, apoyando a algunos candidatos --a gobernador, presidentes municipales y diputados locales--, quienes después tendrán que pagarles el favor.
A nivel nacional, varios personajes han afirmado que el atentado contra el panista Diego Fernández de Cevallos podría ser la respuesta de jefes de las grandes mafias del narcotráfico a la reciente extradición (a Estados Unidos) del ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, así como a la temporal detención de la ex esposa del peligroso capo Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, una mujer con el nombre de Griselda López Pérez.
Y de que el ambiente político en el estado se halla enrarecido como nunca, a pocas semanas de la elección, lo demuestran también las reiteradas demandas a González Canto para que “saque las manos” del proceso comicial y el supuesto atentado que sufrió el candidato opositor a la gubernatura, Sánchez Martínez. Se podrá estar de acuerdo o no con lo que este personaje representa (lo más siniestro y oscuro de la política, a juicio de quien esto escribe), pero de ninguna manera pueden justificarse agresiones ni contra él ni contra ningún otro ciudadano.
Ya el procurador de Justicia de Quintana Roo, Francisco Alor Quezada, cuya trayectoria política lo hace un personaje que no es de fiar, se apresuró a declarar que “no fue atentado, sino un incidente” lo que habría sufrido el abanderado de la alianza “Todos por Quintana Roo”. Pero el ex alcalde de Cancún que salió muy mal librado, se contradice: no hubo atentado pero “se reforzará la vigilancia de todos los participantes en el proceso electoral”. (En un acto proselitista en la localidad de Río Verde, municipio de Othón P.Blanco, el cantante-bailarín-pastor Gregorio Sánchez Martínez habría sido víctima de Serafín Sánchez Arreola, quien presuntamente realizó cinco disparos de arma de fuego contra la camioneta donde iba el ambicioso aspirante de PRD, PT y Convergencia a la gubernatura. Los vecinos que esperaban al abanderado opositor, proporcionaron los datos del agresor que iba montado a caballo y así huyó; aseguraron que se trata de un “sujeto reconocido como priísta”).
Total, que el muy cuestionado Alor Quezada dice que el asunto no es tan grave como lo pinta Greg, pero en cambio la Procuraduría abrió la investigación con número de expediente AC/BAC/38/2010, “contra quien resulte responsable”. Y, sumido en la total incongruencia, después de que convertido en juez y parte ya decretó que fue “un incidente”, dijo que se realizan las indagaciones pertinentes con los pobladores de la zona donde se ocurrió el presunto atentado “para tener un panorama más claro de lo que ahí sucedió”. O sea, más claro… ¡ni Cantinflas!.
Quien debería hacerse cargo directamente de la investigación correspondiente, que debe llevarse a cabo sin ambigüedades ni juicios a priori, es el gobernador Félix González Canto. Eso, por si él no lo sabe, es lo que desea la ciudadanía. Tiene derecho a saber la verdad. Quiere saber la gente si se trata o no de un invento más del consabido mitómano Gregorio.
En todo caso, pues, una exhaustiva e imparcial pesquisa sobre el tiroteo ocurrido en Río Verde es por salud pública, y para bien del proceso electoral que ahora vive Quintana Roo… y para bien del propio mandatario del estado.
“El atentado contra el candidato a gobernador de la alianza Todos Somos Quintana Roo, representa una provocación que enrarece el clima político de cara a las elecciones y pone en riesgo la participación de la gente”, declararon los líderes estatales de los partidos de izquierda que participan en tal coalición. Además, el coordinador general de la campaña, Gerardo Mora Vallejo, responsabilizó directamente al gobernador González Canto y al procurador Alor Quezada de lo que en el futuro le pueda ocurrir al edil con licencia de Cancún.
Tampoco hay que desestimar la declaración de Armando Tiburcio Robles, del dirigente estatal provisional del PRD y delegado en el municipio de Othón P. Blanco: “Todo es una estrategia del PRI para generar miedo en los ciudadanos y que no participen en las actividades de campaña de Gregorio Sánchez Martínez. Es una clara provocación en el contexto electoral, y eso es lo que estamos denunciando. Denunciando provocaciones ya físicas que atentan contra la vida democrática y particular de la actividad de nuestro candidato a la gubernatura… Este hecho si bien no es aislado, tampoco es casual. Y lo que queremos detener es que se convierta en una acción generalizada de incertidumbre, de inseguridad, no sólo para los participantes en la contienda electoral, sino para el conjunto de la sociedad”.
A su vez, Rubén Darío Rodríguez, líder estatal del Partido Convergencia (PC), declaró: “El gobierno del estado y el PRI están actuando de una manera irresponsable, para inhibir la participación ciudadana a través de generar un clima de miedo exacerbado creado en la lucha del gobierno estatal por la gubernatura y las presidencias municipales”.
Igual fue el tono de las palabras de Hernán Villatoro Barrios, dirigente del Partido del Trabajo (PT) en Quintana Roo: “El PRI y el gobierno del estado pretende generar un ambiente de sicosis y miedo en la población y evitar la participación en los eventos de los candidatos de la coalición”.
Entonces, ¿no es necesario que el gobernador González Canto de la cara y supervise una investigación REAL Y A FONDO del presunto atentado, para darle certidumbre a los electores, sobre todo?...

17 may 2010

Mario Villanueva Madrid: sus amenazas, sus chantajes


CONSTE!
“El Chueco” amenaza


* Mario Villanueva Madrid incita a las “movilizaciones” en su apoyo
* Antes lo logró, ahora difícilmente sus compinches darán la cara
* Fiel a su costumbre, delatará a sus aliados narcopolíticos

Por CARLOS CANTÓN ZETINA
carlos_cantonz@hotmail.com

EL PILLO de siete suelas y cínico por excelencia Mario Villanueva Madrid –“el Gobernador de la coca”, como también se le conoce--, recurre como siempre al chantaje y a la amenaza en su nuevo “pataleo” para intentar burlarse de la justicia. Como ya anteriormente lo ha hecho durante el juicio a que fue sometido en México, manda mensajes de que, como prueba de la “gran fuerza y popularidad” que tiene en Quintana Roo, habrá “movilizaciones ciudadanas” para apoyarlo y defenderlo. Así lo dijo claramente su compinche y ex colaboradora en el gobierno de Quintana Roo, Niza Puerto, durante una entrevista que le hizo el periodista Javier Solórzano.

Pero el reiteradamente acusado de ser uno de los más grandes narcotraficantes de México, Villanueva Madrid, está ahora muy equivocado. Ya fuera del país, sus aliados priístas y de otro tipo se harán de la vista gorda y no meterán las manos por él. Es que saben bien que a “El Chueco” ya no saldrá de prisión en Estados Unidos. Que allá --y no como en México-- sí recibirá el severo castigo que merece. Que ya no volverá jamás a nuestro país, pues…

En Nueva York de nada le valdrá al ex gobernador de Quintana Roo su grupúsculo de “seguidores” o “simpatizantes” como el actual mandatario estatal, y toda su parentela incrustada en la administración de la entidad.

Mario Villanueva Madrid está liquidado, y esta vez sólo le quedan dos caminos: delatar a sus contactos del Cártel de Juárez --muchos políticos y funcionarios incluidos-- o purgar una condena de hasta cadena perpetua en el vecino país.

Ciertamente, es la última oportunidad del “Chueco” para portarse derecho.

Y, júrelo usted, Villanueva Madrid, acostumbrado a como está a proteger antes que nada su propio pellejo y a traicionar, optará por la segunda opción: soltar toda la sopa, embarrando a quién sabe cuántos de sus cómplices --muchos de ellos, poderosos económica y políticamente-- para, de esa forma, procurar que la sentencia que ya viene le sea más “ligera”. De todos modos no prosperará su intentona. ¡Se pudrirá en la cárcel!.

En cuanto a las “movilizaciones” supuestamente ciudadanas que --amenaza “El Chueco”-- pudieran llevarse a cabo en Quintana Roo, serían una gran muestra de cinismo de una sociedad en decadencia pero, sobre todo, de los personajillos a quienes el ex gobernador acusado de lavar y apoderarse de cientos de millones de dólares producto del narcotráfico, convirtió también en inmensamente ricos. Y de nada servirán. ¿O acaso piensan, ingenuamente, que con esas demostraciones doblegarán a la justicia estadunidense?.

Todo mundo sabe que Mario Villanueva Madrid es considerado la pieza clave del engranaje de la sucia maquinaria de corrupción montado por la organización criminal de Juárez para el envío de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y el lavado de millones de dólares resultante del negocio de los estupefacientes. Asimismo, es obvio que el miedo de los reyezuelos herederos del mafioso Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, es decir sus hermanos e hijos, es que el ex mandatario quintanarroense pueda negociar --como seguramente ocurrirá-- con los fiscales “gringos” para tratar de atenuar su condena. Dejaría o dejará al desnudo los entretelones de la mafia narcopolítica en México. ¿Por eso la tontería de Félix González Canto de seguir protegiendo a un comprobado delincuente?.

Sin embargo, tal como ha sido siempre su característica, “El Chueco” no es un tipo derecho a juicio de aquella mafia. Mucho menos para los jefazos de los carteles de la droga, quienes lo tienen ubicado como un individuo más torcido que un resorte viejo. El caso es que todos --políticos narcos y capos-- ¡están temblando!.. Y ya veremos todo el lodazal que saldrá de la corte de Nueva York donde es enjuiciado el ya tristemente célebre Mario Villanueva Madrid. Vale recordar que la PGR ha informado que éste recibió muchísimo dinero (hasta 500 mil dólares por cada cargamento de coca) y, entre 1993 y 1997, brindó todo el apoyo del gobierno de Quintana Roo y hasta del gobierno federal --a través de las delegaciones federales—para que “El Chueco” introdujera a Cancún cientos de toneladas del polvo procedentes de Colombia, para después transportarlas a Estados Unidos.

Cuando fue vergonzosamente arrestado en Cancún, sus compinches de las altas esferas políticas --léase PRI-- y hasta de la “sociedad” le manifestaron su apoyo, y entonces con todo cinismo negó los cargos. Incluso el ya ex gobernador se dijo “víctima de una campaña de difamación” por parte de sus opositores. (Lo mismo que pretende hacer ahora). Pero las pruebas empezaron a salir por todos lados, y el gobierno federal se vio obligado a iniciar una investigación; envió al entonces Subprocurador de la PGR, Mariano Herrán Salvati, a interrogar a Villanueva Madrid al palacio de Gobierno en Chetumal.

Y para varias, en los instantes en que el “mero mero” de Quintana Roo era interrogado, el grupúsculo de compinches realizó una ruidosa manifestación de apoyo frente a ese mismo palacio.

Sin embargo, las pruebas documentarias de la policía mexicana, testimonios e informes de la DEA, eran aplastantes y Villanueva se enteró de que se organizaba su detención para el 5 de abril de 1999, en el que perdía su inmunidad al entregar el cargo de gobernador. Dos días antes, “El Chueco” desapareció y sus leales compinches trataron de justificarlo diciendo que era un “perseguido político” que se presentaría a refutar las acusaciones. Y no asistió a la ceremonia de transmisión de mando a Joaquín Hendricks Díaz --otro gobernador que resultó todo un hampón-- y se “declaró en la clandestinidad” para barajar su verdadera situación de prófugo de la justicia

Después de varios años de vivir a salto de mata, fue capturado cuando se desplazaba tranquilamente en una camioneta 4 x 4, propiedad de Manuel Chan Rejón (ex agente judicial). seguro de que nadie lo delataría, en el poblado de Alfredo V. Bonfil.

Agentes de la DEA con efectivos de la PGR arrestaron al “Chueco”, quien estaba acompañado de Ramiro de la Rosa Bejarano, , un ex priísta renegado, y, según se comentó, de Irving Trigo, empresario local de la seguridad y vigilancia quien habría colaborado con los policías. Lo cierto es que ese personaje desapareció de Quintana Roo, 22 días después de la captura de Villanueva Madrid.

La defensa de “El Chueco” demandó con insistencia que no fuese autorizada la extradición y el 15 de octubre de 2007, un juez otorgó una suspensión provisional para no ser enviado a Estados Unidos, ni para ser trasladado al Penal de Máxima Seguridad del Altiplano. El 23 de octubre siguiente se le negó el amparo definitivo contra su extradición, y el 7 de noviembre la Secretaría de Relaciones Exteriores concedió formalmente la extradición.

En una estrategia mediática, el socio del Cártel de Juárez argumentó que no podía volver a ser juzgado por un delito del que ya había sido absuelto en México, y, con todo desparpajo, el 8 de noviembre anunció que en protesta realizaría una “huelga de hambre”. ¡Otra vez el chantaje, otra vez la amenaza y otra vez aflorando su inmenso ego!...

El caso es que “El Chueco” recurrió nuevamente a su montoncito de incondicionales millonetas y movilizó a sus “seguidores” de Quintana Roo, para que acudieran ante el Senado de la República, la Cámara de Diputados y la Secretaría de Gobernación, e hicieran manifestaciones en su apoyo. El objetivo era presionar para que funcionarios del PRI, aceptaran defenderlo de la extradición.

El 4 de junio de 2008 el Segundo Tribunal Unitario del Estado de México lo condenó a 36 años y 9 meses de prisión por el cargo de narcotráfico.

El 11 de noviembre de 2009, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia declaró infundado el alegato de inconstitucionalidad y determinó devolver el expediente al Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, para que diera resolución al amparo en revisión.

El tribunal colegiado recibió de nuevo el expediente el 16 de febrero de 2010, y empezó a correr la inexorable cuenta regresiva para Villanueva Madrid que movilizó a su gente a pocos días de iniciarse la campaña para elegir gobernador de Quintana Roo, que arrancó el 1 de mayo.

De que es condenable el hecho de que pudieran producirse “manifestaciones de apoyo”, públicamente, a favor de un delincuente, lo demuestra el texto escrito por la prestigiada escritora y periodista Lydia Cacho --muy conocida y admirada en todo Quintana Roo, pero lo es a nivel nacional--, quien con el título de “PLAN B, Los hijos del narco” publicó el pasado 11 de mayo. Aquí lo transcribimos textual:

“El único gobernador de la historia de México que ha sido juzgado por vínculos con el narco es Mario Villanueva, el priísta extraditado ayer a Estados Unidos. Curiosamente quien tuvo la valentía para arrestarlo fue el presidente Ernesto Zedillo, quien antepuso la evidencia aportada por la DEA y SIEDO a la consabida colusión partidista que se estila en nuestro país. Este es un hecho histórico.

“En aquel entonces las y los quintanarroenses vimos el dramático aumento en circulación de

cocaína colombiana para mercados locales y el trasiego a Estados Unidos por el aeropuerto de Cancún y vía marítima por el Golfo. Villanueva recibía, según las autoridades, medio millón de dólares por cada cargamento propiedad de El Señor de los Cielos, Amado Carrillo, por ello el ex gobernador protegió y fortaleció al cártel de Juárez durante su mandato (1993 y 1997). Hay un sinfín de evidencias y testimonios sobre los narcorranchos y los servidores públicos que se aliaron para lograr introducir, según la DEA, cientos de toneladas de droga. Gracias a ello Villanueva logró lavar 100 millones de dólares.

“Su familia lo sabía todo, pero favorecida por el enriquecimiento ilícito, usual entre políticos corruptos, lo apoya incondicionalmente. Lo sorprendente es que sus fechorías le convirtieron en héroe, creando un movimiento social que lo avala y que ha normalizado que un gobernador sea aliado de los cárteles mientras beneficie a sus huestes. Respaldado por este movimiento, el hijo de Mario Villanueva ha logrado imponer su poder en Quintana Roo y el PRI se vio “obligado” a darle la candidatura para la alcaldía de Othon P. Blanco (Chetumal). Pretende más tarde convertirse en gobernador y reivindicar la política de su padre. Miles de personas que se beneficiaron de la corrupción de Villanueva y de la entrada del narco en el estado, defienden al ex mandatario como a un mártir, casi con devoción. Algunos argumentan que es inocente, pero la mayoría, en un discurso totalmente amoral, insiste en que fue un buen gobernador y que “ayudó” a mucha gente (como si mezclar dinero público e ilícito fuera insustancial). Ahora las huestes del PRI villanuevista se fortalecen y con ellas se advierte la decadencia total de la capital estado.

“El fenómeno Villanueva es ejemplar porque muestra claramente que el reto de toda la sociedad mexicana consiste en reconstruir y fortalecer la ética pública desde lo individual; de no ser así las próximas generaciones crecerán con una visión absolutamente cínica del mundo. Tal como sucedió con Berlusconi en Italia. Cuando le reeligieron sabían de sus vínculos mafiosos, de la corrupción de Estado, y sin embargo le dieron más poder. Hay quien dice que quienes votaron por Berlusconi no solamente se rindieron ante la mafiopolítica italiana; también asimilaron los principios corruptos del líder y coinciden con la cultura del “quien no transa no avanza”.

“Quintana Roo da el ejemplo de cómo la sociedad, o una buena parte de ella, se hace cómplice abierta de la narcopolítica. En contraste, Juan Pablo, el hijo del capo Pablo Escobar, en su documental Los pecados de mi padre hace una revisión ética y emocional sobre el impacto del crimen organizado y sobre el daño que el narcotráfico y los cárteles hacen a la sociedad. Algunos aprenden la lección, otros simplemente viven de ella”.