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17 may 2010
Mario Villanueva Madrid: sus amenazas, sus chantajes
CONSTE!
“El Chueco” amenaza
* Mario Villanueva Madrid incita a las “movilizaciones” en su apoyo
* Antes lo logró, ahora difícilmente sus compinches darán la cara
* Fiel a su costumbre, delatará a sus aliados narcopolíticos
Por CARLOS CANTÓN ZETINA
carlos_cantonz@hotmail.com
EL PILLO de siete suelas y cínico por excelencia Mario Villanueva Madrid –“el Gobernador de la coca”, como también se le conoce--, recurre como siempre al chantaje y a la amenaza en su nuevo “pataleo” para intentar burlarse de la justicia. Como ya anteriormente lo ha hecho durante el juicio a que fue sometido en México, manda mensajes de que, como prueba de la “gran fuerza y popularidad” que tiene en Quintana Roo, habrá “movilizaciones ciudadanas” para apoyarlo y defenderlo. Así lo dijo claramente su compinche y ex colaboradora en el gobierno de Quintana Roo, Niza Puerto, durante una entrevista que le hizo el periodista Javier Solórzano.
Pero el reiteradamente acusado de ser uno de los más grandes narcotraficantes de México, Villanueva Madrid, está ahora muy equivocado. Ya fuera del país, sus aliados priístas y de otro tipo se harán de la vista gorda y no meterán las manos por él. Es que saben bien que a “El Chueco” ya no saldrá de prisión en Estados Unidos. Que allá --y no como en México-- sí recibirá el severo castigo que merece. Que ya no volverá jamás a nuestro país, pues…
En Nueva York de nada le valdrá al ex gobernador de Quintana Roo su grupúsculo de “seguidores” o “simpatizantes” como el actual mandatario estatal, y toda su parentela incrustada en la administración de la entidad.
Mario Villanueva Madrid está liquidado, y esta vez sólo le quedan dos caminos: delatar a sus contactos del Cártel de Juárez --muchos políticos y funcionarios incluidos-- o purgar una condena de hasta cadena perpetua en el vecino país.
Ciertamente, es la última oportunidad del “Chueco” para portarse derecho.
Y, júrelo usted, Villanueva Madrid, acostumbrado a como está a proteger antes que nada su propio pellejo y a traicionar, optará por la segunda opción: soltar toda la sopa, embarrando a quién sabe cuántos de sus cómplices --muchos de ellos, poderosos económica y políticamente-- para, de esa forma, procurar que la sentencia que ya viene le sea más “ligera”. De todos modos no prosperará su intentona. ¡Se pudrirá en la cárcel!.
En cuanto a las “movilizaciones” supuestamente ciudadanas que --amenaza “El Chueco”-- pudieran llevarse a cabo en Quintana Roo, serían una gran muestra de cinismo de una sociedad en decadencia pero, sobre todo, de los personajillos a quienes el ex gobernador acusado de lavar y apoderarse de cientos de millones de dólares producto del narcotráfico, convirtió también en inmensamente ricos. Y de nada servirán. ¿O acaso piensan, ingenuamente, que con esas demostraciones doblegarán a la justicia estadunidense?.
Todo mundo sabe que Mario Villanueva Madrid es considerado la pieza clave del engranaje de la sucia maquinaria de corrupción montado por la organización criminal de Juárez para el envío de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y el lavado de millones de dólares resultante del negocio de los estupefacientes. Asimismo, es obvio que el miedo de los reyezuelos herederos del mafioso Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, es decir sus hermanos e hijos, es que el ex mandatario quintanarroense pueda negociar --como seguramente ocurrirá-- con los fiscales “gringos” para tratar de atenuar su condena. Dejaría o dejará al desnudo los entretelones de la mafia narcopolítica en México. ¿Por eso la tontería de Félix González Canto de seguir protegiendo a un comprobado delincuente?.
Sin embargo, tal como ha sido siempre su característica, “El Chueco” no es un tipo derecho a juicio de aquella mafia. Mucho menos para los jefazos de los carteles de la droga, quienes lo tienen ubicado como un individuo más torcido que un resorte viejo. El caso es que todos --políticos narcos y capos-- ¡están temblando!.. Y ya veremos todo el lodazal que saldrá de la corte de Nueva York donde es enjuiciado el ya tristemente célebre Mario Villanueva Madrid. Vale recordar que la PGR ha informado que éste recibió muchísimo dinero (hasta 500 mil dólares por cada cargamento de coca) y, entre 1993 y 1997, brindó todo el apoyo del gobierno de Quintana Roo y hasta del gobierno federal --a través de las delegaciones federales—para que “El Chueco” introdujera a Cancún cientos de toneladas del polvo procedentes de Colombia, para después transportarlas a Estados Unidos.
Cuando fue vergonzosamente arrestado en Cancún, sus compinches de las altas esferas políticas --léase PRI-- y hasta de la “sociedad” le manifestaron su apoyo, y entonces con todo cinismo negó los cargos. Incluso el ya ex gobernador se dijo “víctima de una campaña de difamación” por parte de sus opositores. (Lo mismo que pretende hacer ahora). Pero las pruebas empezaron a salir por todos lados, y el gobierno federal se vio obligado a iniciar una investigación; envió al entonces Subprocurador de la PGR, Mariano Herrán Salvati, a interrogar a Villanueva Madrid al palacio de Gobierno en Chetumal.
Y para varias, en los instantes en que el “mero mero” de Quintana Roo era interrogado, el grupúsculo de compinches realizó una ruidosa manifestación de apoyo frente a ese mismo palacio.
Sin embargo, las pruebas documentarias de la policía mexicana, testimonios e informes de la DEA, eran aplastantes y Villanueva se enteró de que se organizaba su detención para el 5 de abril de 1999, en el que perdía su inmunidad al entregar el cargo de gobernador. Dos días antes, “El Chueco” desapareció y sus leales compinches trataron de justificarlo diciendo que era un “perseguido político” que se presentaría a refutar las acusaciones. Y no asistió a la ceremonia de transmisión de mando a Joaquín Hendricks Díaz --otro gobernador que resultó todo un hampón-- y se “declaró en la clandestinidad” para barajar su verdadera situación de prófugo de la justicia
Después de varios años de vivir a salto de mata, fue capturado cuando se desplazaba tranquilamente en una camioneta 4 x 4, propiedad de Manuel Chan Rejón (ex agente judicial). seguro de que nadie lo delataría, en el poblado de Alfredo V. Bonfil.
Agentes de la DEA con efectivos de la PGR arrestaron al “Chueco”, quien estaba acompañado de Ramiro de la Rosa Bejarano, , un ex priísta renegado, y, según se comentó, de Irving Trigo, empresario local de la seguridad y vigilancia quien habría colaborado con los policías. Lo cierto es que ese personaje desapareció de Quintana Roo, 22 días después de la captura de Villanueva Madrid.
La defensa de “El Chueco” demandó con insistencia que no fuese autorizada la extradición y el 15 de octubre de 2007, un juez otorgó una suspensión provisional para no ser enviado a Estados Unidos, ni para ser trasladado al Penal de Máxima Seguridad del Altiplano. El 23 de octubre siguiente se le negó el amparo definitivo contra su extradición, y el 7 de noviembre la Secretaría de Relaciones Exteriores concedió formalmente la extradición.
En una estrategia mediática, el socio del Cártel de Juárez argumentó que no podía volver a ser juzgado por un delito del que ya había sido absuelto en México, y, con todo desparpajo, el 8 de noviembre anunció que en protesta realizaría una “huelga de hambre”. ¡Otra vez el chantaje, otra vez la amenaza y otra vez aflorando su inmenso ego!...
El caso es que “El Chueco” recurrió nuevamente a su montoncito de incondicionales millonetas y movilizó a sus “seguidores” de Quintana Roo, para que acudieran ante el Senado de la República, la Cámara de Diputados y la Secretaría de Gobernación, e hicieran manifestaciones en su apoyo. El objetivo era presionar para que funcionarios del PRI, aceptaran defenderlo de la extradición.
El 4 de junio de 2008 el Segundo Tribunal Unitario del Estado de México lo condenó a 36 años y 9 meses de prisión por el cargo de narcotráfico.
El 11 de noviembre de 2009, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia declaró infundado el alegato de inconstitucionalidad y determinó devolver el expediente al Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, para que diera resolución al amparo en revisión.
El tribunal colegiado recibió de nuevo el expediente el 16 de febrero de 2010, y empezó a correr la inexorable cuenta regresiva para Villanueva Madrid que movilizó a su gente a pocos días de iniciarse la campaña para elegir gobernador de Quintana Roo, que arrancó el 1 de mayo.
De que es condenable el hecho de que pudieran producirse “manifestaciones de apoyo”, públicamente, a favor de un delincuente, lo demuestra el texto escrito por la prestigiada escritora y periodista Lydia Cacho --muy conocida y admirada en todo Quintana Roo, pero lo es a nivel nacional--, quien con el título de “PLAN B, Los hijos del narco” publicó el pasado 11 de mayo. Aquí lo transcribimos textual:
“El único gobernador de la historia de México que ha sido juzgado por vínculos con el narco es Mario Villanueva, el priísta extraditado ayer a Estados Unidos. Curiosamente quien tuvo la valentía para arrestarlo fue el presidente Ernesto Zedillo, quien antepuso la evidencia aportada por la DEA y SIEDO a la consabida colusión partidista que se estila en nuestro país. Este es un hecho histórico.
“En aquel entonces las y los quintanarroenses vimos el dramático aumento en circulación de
cocaína colombiana para mercados locales y el trasiego a Estados Unidos por el aeropuerto de Cancún y vía marítima por el Golfo. Villanueva recibía, según las autoridades, medio millón de dólares por cada cargamento propiedad de El Señor de los Cielos, Amado Carrillo, por ello el ex gobernador protegió y fortaleció al cártel de Juárez durante su mandato (1993 y 1997). Hay un sinfín de evidencias y testimonios sobre los narcorranchos y los servidores públicos que se aliaron para lograr introducir, según la DEA, cientos de toneladas de droga. Gracias a ello Villanueva logró lavar 100 millones de dólares.
“Su familia lo sabía todo, pero favorecida por el enriquecimiento ilícito, usual entre políticos corruptos, lo apoya incondicionalmente. Lo sorprendente es que sus fechorías le convirtieron en héroe, creando un movimiento social que lo avala y que ha normalizado que un gobernador sea aliado de los cárteles mientras beneficie a sus huestes. Respaldado por este movimiento, el hijo de Mario Villanueva ha logrado imponer su poder en Quintana Roo y el PRI se vio “obligado” a darle la candidatura para la alcaldía de Othon P. Blanco (Chetumal). Pretende más tarde convertirse en gobernador y reivindicar la política de su padre. Miles de personas que se beneficiaron de la corrupción de Villanueva y de la entrada del narco en el estado, defienden al ex mandatario como a un mártir, casi con devoción. Algunos argumentan que es inocente, pero la mayoría, en un discurso totalmente amoral, insiste en que fue un buen gobernador y que “ayudó” a mucha gente (como si mezclar dinero público e ilícito fuera insustancial). Ahora las huestes del PRI villanuevista se fortalecen y con ellas se advierte la decadencia total de la capital estado.
“El fenómeno Villanueva es ejemplar porque muestra claramente que el reto de toda la sociedad mexicana consiste en reconstruir y fortalecer la ética pública desde lo individual; de no ser así las próximas generaciones crecerán con una visión absolutamente cínica del mundo. Tal como sucedió con Berlusconi en Italia. Cuando le reeligieron sabían de sus vínculos mafiosos, de la corrupción de Estado, y sin embargo le dieron más poder. Hay quien dice que quienes votaron por Berlusconi no solamente se rindieron ante la mafiopolítica italiana; también asimilaron los principios corruptos del líder y coinciden con la cultura del “quien no transa no avanza”.
“Quintana Roo da el ejemplo de cómo la sociedad, o una buena parte de ella, se hace cómplice abierta de la narcopolítica. En contraste, Juan Pablo, el hijo del capo Pablo Escobar, en su documental Los pecados de mi padre hace una revisión ética y emocional sobre el impacto del crimen organizado y sobre el daño que el narcotráfico y los cárteles hacen a la sociedad. Algunos aprenden la lección, otros simplemente viven de ella”.