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19 may 2010

EL ATENTADO A GREGORIO SÁNCHEZ MARTÍNEZ


CONSTE!
LA SUCIA POLÍTICA EN QUINTANA ROO

+ Aurelio Joaquín, una honrosa excepción del lodazal en el estado
+ ¿El narco también está metido en algunas campañas electorales?
+ Félix, obligado a investigar a fondo el atentado a GREG

Por CARLOS CANTÓN ZETINA
carlos_cantonz@hotmail.com

AURELIO JOAQUÍN GONZÁLEZ, y su campaña que incluye propuestas muy positivas para la sociedad cozumeleña, resulta ser un respiro en estos momentos en que el quehacer político de Quintana Roo está altamente contaminado por diversos escándalos, incluso la sospecha de que el narcotráfico está detrás de no pocos candidatos, que en nada contribuyen a alentar el voto ciudadano el próximo 4 de julio.
Con su propuesta específica de fomentar como nunca el deporte en la Isla de las Golondrinas, el priísta “Lito”, como cariñosamente le dice la gente a Aurelio Joaquín --y cuyo triunfo será contundente, inobjetable-- se logrará sin duda que niños y jóvenes se alejen del mundo infernal de las drogas y lleven una vida sana.
Hace ya varios años que los carteles del narcotráfico, principalmente el que sigue jefaturando Osiel Cárdenas Guillén, con toda su estela sanguinaria, han hecho suya la codiciada plaza de Quintana Roo, a ciencia y paciencia de los gobernantes. Y aquí no hay diferencia de colores partidarios: lo mismo hay narcopolíticos en el PRI que en el PRD y en el PAN. Igual se ha acusado a funcionarios del primer círculo del gabinete del priísta Félix González Canto que al alcalde con licencia de Benito Juárez (Cancún), el pillo contumaz y supuesto “perredista” --lo es cuando le conviene-- Gregorio Sánchez Martínez. Varios importantes colaboradores de ambos han sido aprehendidos por proteger a los capos.
Pero los quintanarroenses en general, y los cancunenses en particular, ya expresan su hartazgo ante ese nefasto compadrazgo entre “servidores públicos” y traficantes de estupefacientes. En Internet, la red social Facebook --que tiene cientos de miles de afiliados en México-- incluye un grupo denominado “¡No a los narcotraficantes apoderándose de Quintana Roo!”. Creado por Ignacio Carballo, tiene medio millar de simpatizantes en el estado. Y, por supuesto, no es el único espacio cibernáutico donde quintanarroenses de todas las edades se han unido para repudiar la tolerancia y complicidad de las autoridades con los envenenadores públicos. Con toda razón, esos grupos manifiestan su temor de que, ahora que están en su apogeo las campañas electorales, el narcotráfico esté metido en ellas, apoyando a algunos candidatos --a gobernador, presidentes municipales y diputados locales--, quienes después tendrán que pagarles el favor.
A nivel nacional, varios personajes han afirmado que el atentado contra el panista Diego Fernández de Cevallos podría ser la respuesta de jefes de las grandes mafias del narcotráfico a la reciente extradición (a Estados Unidos) del ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, así como a la temporal detención de la ex esposa del peligroso capo Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, una mujer con el nombre de Griselda López Pérez.
Y de que el ambiente político en el estado se halla enrarecido como nunca, a pocas semanas de la elección, lo demuestran también las reiteradas demandas a González Canto para que “saque las manos” del proceso comicial y el supuesto atentado que sufrió el candidato opositor a la gubernatura, Sánchez Martínez. Se podrá estar de acuerdo o no con lo que este personaje representa (lo más siniestro y oscuro de la política, a juicio de quien esto escribe), pero de ninguna manera pueden justificarse agresiones ni contra él ni contra ningún otro ciudadano.
Ya el procurador de Justicia de Quintana Roo, Francisco Alor Quezada, cuya trayectoria política lo hace un personaje que no es de fiar, se apresuró a declarar que “no fue atentado, sino un incidente” lo que habría sufrido el abanderado de la alianza “Todos por Quintana Roo”. Pero el ex alcalde de Cancún que salió muy mal librado, se contradice: no hubo atentado pero “se reforzará la vigilancia de todos los participantes en el proceso electoral”. (En un acto proselitista en la localidad de Río Verde, municipio de Othón P.Blanco, el cantante-bailarín-pastor Gregorio Sánchez Martínez habría sido víctima de Serafín Sánchez Arreola, quien presuntamente realizó cinco disparos de arma de fuego contra la camioneta donde iba el ambicioso aspirante de PRD, PT y Convergencia a la gubernatura. Los vecinos que esperaban al abanderado opositor, proporcionaron los datos del agresor que iba montado a caballo y así huyó; aseguraron que se trata de un “sujeto reconocido como priísta”).
Total, que el muy cuestionado Alor Quezada dice que el asunto no es tan grave como lo pinta Greg, pero en cambio la Procuraduría abrió la investigación con número de expediente AC/BAC/38/2010, “contra quien resulte responsable”. Y, sumido en la total incongruencia, después de que convertido en juez y parte ya decretó que fue “un incidente”, dijo que se realizan las indagaciones pertinentes con los pobladores de la zona donde se ocurrió el presunto atentado “para tener un panorama más claro de lo que ahí sucedió”. O sea, más claro… ¡ni Cantinflas!.
Quien debería hacerse cargo directamente de la investigación correspondiente, que debe llevarse a cabo sin ambigüedades ni juicios a priori, es el gobernador Félix González Canto. Eso, por si él no lo sabe, es lo que desea la ciudadanía. Tiene derecho a saber la verdad. Quiere saber la gente si se trata o no de un invento más del consabido mitómano Gregorio.
En todo caso, pues, una exhaustiva e imparcial pesquisa sobre el tiroteo ocurrido en Río Verde es por salud pública, y para bien del proceso electoral que ahora vive Quintana Roo… y para bien del propio mandatario del estado.
“El atentado contra el candidato a gobernador de la alianza Todos Somos Quintana Roo, representa una provocación que enrarece el clima político de cara a las elecciones y pone en riesgo la participación de la gente”, declararon los líderes estatales de los partidos de izquierda que participan en tal coalición. Además, el coordinador general de la campaña, Gerardo Mora Vallejo, responsabilizó directamente al gobernador González Canto y al procurador Alor Quezada de lo que en el futuro le pueda ocurrir al edil con licencia de Cancún.
Tampoco hay que desestimar la declaración de Armando Tiburcio Robles, del dirigente estatal provisional del PRD y delegado en el municipio de Othón P. Blanco: “Todo es una estrategia del PRI para generar miedo en los ciudadanos y que no participen en las actividades de campaña de Gregorio Sánchez Martínez. Es una clara provocación en el contexto electoral, y eso es lo que estamos denunciando. Denunciando provocaciones ya físicas que atentan contra la vida democrática y particular de la actividad de nuestro candidato a la gubernatura… Este hecho si bien no es aislado, tampoco es casual. Y lo que queremos detener es que se convierta en una acción generalizada de incertidumbre, de inseguridad, no sólo para los participantes en la contienda electoral, sino para el conjunto de la sociedad”.
A su vez, Rubén Darío Rodríguez, líder estatal del Partido Convergencia (PC), declaró: “El gobierno del estado y el PRI están actuando de una manera irresponsable, para inhibir la participación ciudadana a través de generar un clima de miedo exacerbado creado en la lucha del gobierno estatal por la gubernatura y las presidencias municipales”.
Igual fue el tono de las palabras de Hernán Villatoro Barrios, dirigente del Partido del Trabajo (PT) en Quintana Roo: “El PRI y el gobierno del estado pretende generar un ambiente de sicosis y miedo en la población y evitar la participación en los eventos de los candidatos de la coalición”.
Entonces, ¿no es necesario que el gobernador González Canto de la cara y supervise una investigación REAL Y A FONDO del presunto atentado, para darle certidumbre a los electores, sobre todo?...